Buceo en El Boreas – Palamós

El pasado 29 de julio la SAS convocó una salida al Boreas, uno de los pecios más famosos de nuestra costa, situado en la zona de Palamós. A la cita nos sumamos 12 buceadores.

El panorama de camino era un poco desolador. Una lluvia torrencial nos hacía temer lo peor. Sin embargo, estuvimos de suerte y finalmente nos hizo un día inmejorable para el buceo.

Partiendo del centro H2O en el puerto de Palamós, nos llevaron más o menos una milla mar adentro en una embarcación amplia y perfecta para equiparnos con total comodidad. De camino dividimos los grupos, y en este caso la división cobraba más importancia que nunca, ya que 8 de los buceadores iban a realizar la inmersión con Nitrox, y el resto la haríamos con aire. 

Como siempre, la atención total, en este caso del Barquet y del Pauner, posibilitó que los que estábamos más justitos de nivel o con los  conocimientos un tanto oxidados, bajásemos a una profundidad más que respetable con total tranquilidad y sin ningún percance. Muchas gracias! Y es que el Boreas lo encontramos desde los 17 metros de profundidad hasta los -31, que es donde está fondeada su parte más baja.

Saltamos del barco a un mar tranquilo y perfecto. Descendemos rápidamente por un cabo que nos lleva directos al puente del barco. La visibilidad es espectacular. Tanto, que desde el momento en que empezamos a descender vemos el pecio allá abajo. Camino hacia él, los pensamientos de más de uno seguro que navegaban por la historia de este remolcador de 40 metros de eslora. Salido de astilleros alemanes en 1940, participó en varias misiones bélicas en la primera guerra mundial en las costas inglesas y noruegas. Muchos años después, en 1985 y ya propiedad de un particular, fue capturado en la costa de Begur con más de 650 kg de hachís, quedando amarrado en Palamós, a disposición judicial. Ya en 1989 tuvo éxito la iniciativa de varios clubes de buceo de la zona, de hundirlo con el fin de crear un arrecife artificial. Se acondicionó para ello y allí nos esperaba, en el mismo lugar donde lo visitan cada año miles de buceadores.

Volviendo a la inmersión, nada más llegar al pecio nos metemos en varias estancias. Son amplias y no presentan ningún problema. En una encontramos una cámara de aire y las linternas nos ayudan a explorar un poco todo el entorno. A continuación le seguimos dando la vuelta al barco, fijándonos en algunos detalles, mirando por las escotillas hacia dentro… en fin, tiene muchos detalles para entretenerse, pero el tiempo ha pasado volando y ya toca subir puesto que hay que hacer alguna parada de descompresión.

Los equipos que llevan Nitrox pueden aprovechar un poco más el tiempo, pero más o menos acabamos saliendo a la vez, todo el mundo bastante contento. Pudimos ver langostas y algún congrio, pero en general no fue un día de disfrutar de la fauna marina tanto como otros.

Después de la inmersión comimos en el mismo puerto, con un ambiente inmejorable, y ya pensando en próximas citas y proyectos.

Autor: Carlos Luis

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